Como todos sabéis a estas alturas estamos sufriendo un incremento desmesurado de la factura de la luz y el gas, hoy creo que se paga a 288 euros. La verdad, se quedaría en una broma de mal gusto si no nos afectara de forma tan directa. Me pregunto hasta dónde van a estirar el chicle las eléctricas sin que se rompa.
La energía es un bien básico, tanto para los hogares
como para los negocios, no estoy descubriendo América con esto, pero hace falta
recordarlo. Entonces, pagamos la energía en referencia a la que está más cara,
en este caso el gas, me hago un poco de lio con esto de cómo se paga la
factura, debería informarme un poco más.
En un mercado libre pagamos la energía de forma
regulada y encima nos la están metiendo, perdón por la expresión, habrá que
hacer algo, digo yo. O cambiar la forma en la que pagamos la factura para que
el impacto de las renovables, que son más baratas, se note más, o invertir
directamente en renovables, es mi opinión.
Invertir en renovables porque son el futuro, son más
sostenibles, al parecer más baratas y porque lo dice la lógica, energía inacabable
y además respetuosa con el medioambiente, hasta Greta Thumber estaría de
acuerdo conmigo.
Dos cosas, las puertas giratorias y el poder que
parece que tienen las eléctricas. Lo de las puertas giratorias clama al cielo,
es un espectáculo bochornoso de tráfico de influencias, en la mayoría de los
casos. Y por otro lado, parece que lo que dicen las eléctricas va a misa, increíble,
tiene que haber un cambio de paradigma.
Los políticos se llenan la boca con palabras como
igualdad de oportunidades, libertad, crecimiento económico, pero en el caso de
la energía se olvidan de todo, de hecho, hoy en día el Gobierno dice que no es
lo mismo el incremento del pago de la energía con lo que pagan los usuarios, al
final, en la factura, a mi me suena a excusa y bastante mala, por cierto.
De qué libertad vas a disfrutar si no tienes dinero
ni para freirte un filete, qué igualdad de oportunidades vamos a tener si las
familias menos pudientes son incapaces de llegar a fin de mes, y menos pagarle
los estudios a un hijo, con la que está cayendo por la pandemia.
Otra, el mercado de emisiones de carbono, que está
propiciando, en parte, esta subida desmesurada de la factura. La idea original
era que los países que contaminan más tuvieran que pagar una especie de multa,
y ¿quién la está pagando? Parece claro que los usuarios, al final, el pato lo
paga el de siempre.
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