Numerosos escritores de renombre alaban la soledad como un estado de paz y armonía, por otro lado, están los que defienden que la soledad es una de las mayores lacras de los países desarrollados, muchos ancianos sufren de soledad no deseada, pero me atrevería a decir que también la sufren personas de mediana edad y también jóvenes.
Entonces, ¿hay una soledad buena y otra mala? Como voluntario
de la Cruz Roja he trabajado de teleoperador hablando con ancianxs que se veían
muy solos, se les notaba cuanto disfrutaban de la llamada de una persona que se
interesaba por los aspectos esenciales de sus vidas.
También hay mucha gente que disfruta de la soledad,
mucha gente defiende que una de las cosas más importantes que hay que hacer en
la vida es aprender a vivir con uno mismo, aceptarse, llenar la vida de proyectos
y planes emocionantes que nos enriquezcan y nos hagan sentir plenos.
En Japón, hay un fenómeno, sobre todo en la gente
joven, que consiste en nos salir de casa en años y comunicarse con la sociedad
mediante los modernos sistemas de comunicación, so los conocidos como los “hikikomoris”,
son más de medio millón, según los estudios, y el fenómeno podría no ser
exclusivo de la sociedad nipona, ya que se dan casos en todo el planeta.
Los estudios apuntan desde una consecuencia social
hasta un trastorno psiquiátrico íntimamente relacionado con las nuevas
tecnologías, hay casos de adolescentes que reconocen no haber salido de su casa
en siete años para jugar a videojuegos, sin duda, el fenómeno “hikikomori”, que
también se da en España, está íntimamente relacionado con la soledad en uno de
sus aspectos menos favorables.
En unos párrafos más arriba me preguntaba si había
una soledad buena y otra mala, más bien tiendo a pensar que existe una soledad
deseada y otra no deseada. Los humanos somos animales sociales y ese aspecto es
clave, necesitamos de la sociedad, de las relaciones laborales, de las
relaciones con otras personas y de las relaciones en el ámbito familiar.
Como sociedad creo que tenemos que combatir la
soledad no deseada, fomentar las cualidades más sociales de los menores y
jóvenes para enseñarles a vivir en un entorno que no siempre es agradable, me
refiero a la competitividad capitalista, a la velocidad y anonimato de las
grandes ciudades, a las expectativas familiares y personales.
Combatir la soledad no deseada, sí, también y, sobre
todo, la de los más mayores, que se ven relegados a un segundo plano cuando sus
hijxs no se interesan por ellos o cuando carecen de hijxs y quedan aislados sin
posibilidad de pasar en compañía de otras personas las últimas etapas de sus
vidas.
Creo que hay que romper una barrera invisible por la
cual no se habla de esto en los medios de comunicación, ni a nivel personal. Vayamos todos hacia una sociedad más sana, menos solitaria y más solidaria.
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